-Durante la oración la mente se aquieta, de otra manera no puede surgir el yo espiritual de cada persona. También pueden presentarse varios estados de conciencia como son, Conciencia de lo espiritual, Conciencia de entrega, Conciencia de aceptación y disposición...Conciencia de petición... Conciencia de silencio y contemplación... Desde la propia limitación la persona es NADA y TODO. ¿Le resulta difícil comprenderlo? A mí también me resulta difícil entenderlo.
Como casi siempre, el Carmelita tenía por costumbre dar una vuelta por la bella Naturaleza de las Batuecas. El agua del arroyo sonaba serena y limpida. El verdor de los árboles deslumbraba las emociones. Las pequeñas y abandonadas casas de los ermitaños de antaño se erigían serenas y fuertes como lo fueron sus habitantes. Pasaba algún que otro religioso que nos saludaba con un gesto cortes.
-¡Mire!- dijo de pronto-. ¿Les ve? Son ellos, los recuerdos del pasado que parecen decirnos que no ocupemos nuestra atención en cosas ligeras; qué meditemos sobre lo que importa y lo busquemos con ahínco, sin perder el tiempo en elucubraciones fantásticas. Mire usted, el tiempo pasado no vuelve, el presente es nuestro tiempo y podemos entrar en él.
¿Le parece?: oremos y amemos, sin dejar de escuchar el silencio que nuestro Padre (San Juan de la Cruz) tanto no exhorta a escuchar.
Foto: Tres imagenes (sergio).