domingo, 21 de noviembre de 2010

Mire como todo cambia

Caía una llovizna que refrescaba y daba lustre a los árboles. El aroma de las plantas mojadas era variado y un deleite para el olfato. Las nubes oscuras presagiaban lluvia intensa. El silencio era fantasmal. De pronto, salió el "sol". El Carmelita Descalzo venía hacia mí con toda la intensidad de la radiante energía que siempre iba con él. Pisaba charcos de agua y su paso era vivo, como el de un joven. Como de costumbre, me invitó a acompañarle a la Iglesia.
-Sabe usted- murmuró, una vez acomodados en uno de los bancos de la Iglesia y con prudente distancia de dos hermanos que oraban en silencio-, la oración mental se compone de diversas actitudes interiores. La primera, dedicar a la oración al menos treinta minutos. Si desea orar menos tiempo, recuerde que entre que se pone a la acción y su imaginación se serena, ya tiene que terminar. Hay que dar tiempo a las cosas del espíritu como se las da a las materiales. ¿En qué momento hay que orar? Cada persona tiene sus momentos. Unos al amanecer otros al atardecer... eso sí, siempre a la misma hora. ¿En qué postura se ha de orar? Lo de antes, cada persona tiene sus preferencias, aunque lo suyo es mantener una posición corporal vertical, relajada. Hay quienes prefieren estar de rodillas o sentarse en un pequeño taburete. Una vez superada la postura corporal,se ha de aquietar la respiración y serenarse. Enseguida, entregarse a su REALIDAD. Pida perdón por posibles errores. Sienta el gozo de compartir con un AMIGO que le comprende y ama. No hable demasiado. Silencie. Entre en contemplación...

Los colores son diferentes, las formas se transmutan, su percepción es nueva...
Mire como todo cambia...
Escuche...
 

Foto: Agua cambiante (sergio).

jueves, 18 de noviembre de 2010

Oración es alegría de dar.


"Acostumbrado a recordar a quienes nos precedieron, cavilo y pienso que la oración mental es la manera de conectar con el silencio trascendente. Pero,no es una actitud rígida ni estructurada. ¡Nada de eso! La gente piensa que los que empleamos mucho tiempo en el arte de orar somos personas graves y aburridas. No, no y no. ¡Quitaos esas ideas! Todo lo contrario, somos gente alegre, bromista y dispuesta a entregarnos al los demás. Somos felices porque nuestra alegría no depende mas que de lo espiritual. El MAESTRO INTERIOR nos guía y nos enseña que la oración es alegría,capacidad de ser uno mismo desde el corazón...".
Con estas palabras el Carmelita Descalzo interrumpió su recuerdo. Veníamos de pasear por los montes de las Batuecas. El día era hermoso y el sol resistía marcharse.
"Se ora en el silencio interior y no se preocupa uno por la forma. Se dejan pasar pensamientos buenos o malos y no se les presta atención. Mas bien,es el momento de darse que en estos estados de conciencia, cuanto menos se piense y más se sienta, mejor...".
Horizonte que te unes al cielo, luz que emerges... Soy feliz, sé que no estoy sólo...

Foto: Tormenta en el mar-sergio.