Ilustración: sergio. |
Del interior de cada persona puede surgir el sentimiento puro. No tiene límite. Es amor, sin más.
Basta con mirar los ojos cristalinos de un niño para comprender la grandeza del amor humano: es sentimiento puro que transforma lo finito en infinito.
En realidad, todos deseamos amar y ser amados.
¿Acaso olvidamos que delante de nuestra ciega indiferencia se mueven seres ignorados por el olvido?
¿A qué esperamos para darles un abrazo?